¿Qué tal?
Te quiero agradecer por haberme leído la semana pasada. Me llenó mucho saber que hubo personas que se sintieron identificadas, otras que me vieron y abrazaron, pero sobre todo que disfrutaron una leída Lejana.
El fin de semana fue de mucha introspección, hubo momentos de duda y dolor y de aprender a soltar lo que no me aporta en este nuevo camino. Y, ¿Cuál considero que es la mejor manera de soltar, limpiar y renovar el cuerpo y alma? En un baño.
En mi vida pasada irlandesa, solía sumergirme en el mar frío, flotaba entre olas y nubes de un nuevo día y relajaba el cuerpo entre la arena y agua salada para soltar, dejar ir y continuar. Y aunque el frío mar irlandés no esté hoy afuera de mi ventana, un baño de agua fría en la ducha con ventana hacia el denso bosque se le parece mucho- y entonces nació un poema. En agradecimiento a los que me leyeron y me dieron vida, y para recordarles lo rejuvenecedor que puede ser poner música en alto, desnudarse, bailar con el espejo y ducharse.
Con mucho amor,
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Bañarse- El Arte
El arte de bañarse, de un buen baño.
Aquél día pensé en lo poético que es el arte de bañarse.
Que simpleza,
Entre música, vapor y agua -
Entre esas esencias de vida, el alma baila y se suelta sensual.
Las caricias dadas del mismo individuo, una sola.
Ahí es donde uno ama, vive y deja vivir.
Un caliente abrazo, entre gotas con el ser - deja ser.
Cero distracciones, no se puede correr - estás en la ducha.
Nadie debe correr en la ducha.
Todo en quietud, tranquilidad y presencia.
Una experiencia colectiva de existir, un encuentro con preguntas, observaciones del día- de ti, de mí, del todo.
Por ende el famoso dicho que las mejores ideas nacen en la ducha.
En la ducha se baila.
No. No solo aquellos que bailan en la calle. Sino todo aquel que posee alma, vida y sensación con el todo.
Porque entre esas vergüenzas que aterran al ego en el mundo exterior,
En la ducha, existe el mundo interior - íntimo, privado, alma en vivo.
Ahí nadie juzga, solo sé es, sé experimenta y basta.
A veces, si cabe tiempo, se canta también.
Entre bailongo, entonces llega la sensualidad mojada (por la ducha, digo!)
Aunque, quién sabe, tal vez de todo aquello anterior también.
La leona, el fuego, una energía de poder femenino, masculino, ambos.
No existe uno sin el otro.
Se abrazan, se aman. Son uno en cuerpo, alma y mente. Yin-Yang.
Un tango sensual, una bachata suave.
El vapor en fuego del agua evaporada.
Un acto sincero de amor propio. Individual y al mismo tiempo colectivo.
El ritual de ducharse, de cesar la prisa, de conectar con el cuerpo y soltar pensamientos. El agua todo lo sana, y el cuerpo lo agradece.